Cuando se acerca la hora bruja, despiertan los monstruos que pueblan los rincones oscuros de la habitación. Los susurros apagados y el roce de sus pasos presagian largas horas de soledad y angustia, de miedos escondidos durante las horas en las que reina el sol, que salen a flote al llegar el ocaso. Ojalá pudiera detener el tiempo, evitar que la aguja recorra ese pequeño tramo que la separa del número maldito, acallar el tic tac que desquicia mis nervios segundo a segundo, pero me resigno y espero, descartando cualquier atisbo de esperanza...
Hace 4 años
1 comentario:
Seguro que el Monstruo al verte..., huye despavorido. AAAHH si es la viperina, me voy corriendo.
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