El hogar de mis peores pesadillas y mis sueños desbocados

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8 de abril de 2009

Ssshhh...



Me gusta el silencio. Me encanta. Es más, podría decirse que de entre todas las cosas del mundo es la que más aprecio, sin la que no podría pasar. En estos tiempos que corren, en los que el ruido se ha convertido en algo tan habitual que ya ni lo advertimos la mayor parte del tiempo, el silencio es un lujo que no todo el mundo se puede permitir, y tampoco es algo con lo que cualquiera pueda convivir. La mayor parte de la gente que conozco tienden a romper el silencio como si se tratase de algo incómodo o molesto; siempre hay que tener un mínimo de ruido alrededor, sea la tele para no sentir la casa tan vacía, la radio en el dormitorio para hacernos compañía mientras caemos en brazos de Morfeo, las voces de aquellos que nos rodean para sentir que pertenecemos a algo más grande que una unidad...si estamos en grata compañía y la conversación decae por unos segundos, no pasa mucho tiempo antes de que alguien diga algo, aunque sea eso tan manido de "ha pasado un ángel...", simplemente por romper ese silencio que al instalarse crea un sentimiento de intranquilidad, como si estuviera mal visto no hablar delante de otra persona. Es como si en el silencio se corriese el peligro de prestar atención al propio pensamiento, y con ello se abriese el paso a ciertas ideas que es mejor no dejar salir a la superficie.


Yo disfruto del silencio. Nada me gusta más que pasar largo rato en el silencio casi absoluto, y digo casi porque ni en el lugar más silencioso del planeta existe un silencio total. Mi idea del paraíso es un lugar apartado de la civilización donde por toda compañía tuviera el sonido del aire entre las hojas de los árboles y el rugido de la rompiente del mar, o en su defecto el susurro cantarín de un río. Ni una voz, ni el ronquido de un motor, ni siquiera la música, nada que interrumpa el fluir de mis pensamientos. Tal vez porque hace mucho tiempo ya que me reconcilié conmigo misma y con mis ideas y no temo la soledad, o porque desde siempre he tenido un ramalazo antisocial que me ha hecho buscar mi propia compañía por encima de la ajena, el caso es que las multitudes me agobian, el ruido constante me molesta y llega un momento en el que me saturo. No es que no me guste la compañía, ni mucho menos. Pero de vez en cuando necesito un momento de aislamiento, una burbuja mía y solo mía donde nadie más pueda asomarse, donde sólo oiga mis pensamientos y pueda así poner en orden mis ideas.
Y escuchar atentamente el susurro de las musas.

9 comentarios:

€_r_i_K dijo...

Sabes, a veces me mantengo aislado entre todo tipos de ruidos, es cuestión de separarlos y anteponer lo que el cerebro necesita, he llegado a dormirme sumido entre mis pensamietos en una habitación dónde estaba el compresor de aire de una fabrica.....al menos 70 u 80 decibelios....

Ejercitar la mente Amiga......También así aparecen las Musas.....

Besos €rik......

Salva dijo...

Estoy de acuerdo contigo, a veces necesitamos ese silencio y lo buscamos, nos apacigua mucho...
uf, cuantas cosas nuevas q leer, q guay!
un besote y gracias como siempre por tus palabras

Viperina dijo...

€rik, suerte la tuya, y te la envidio, no creas...yo no soy capaz de dormir si algún ruido me molesta, y créeme, lo he intentado durante toda una vida sin éxito. He ejercitado el aislamiento de mi entorno con bastante éxito, pero eso no es suficiente y de vez en cuando necesito una cura de silencio, de la misma forma que otros necesitan dormir una vez por semana 8 o 10 horas seguidas. Y si paso mucho tiempo sin poder hacerlo, la cosa se pone fea, te lo aseguro...
Besos para tí también, amigo.

Salva, me alegra comprobar que sigues con el mismo afán devorador de letras de siempre. Si andas hambriento de lectura, pásate por mi otro blog, La tierra de los sueños, a ver si te gusta.
Un besazo.

fly dijo...

Tú sabes que "soy un apasionado del buen ruido" pero de igual manera busco equilibrio con momentos intensos de soledad absoluta que me ponen las pilas. Una de cal y otra de arena.
Te contaré algo... uno de mis mayores caprichos es coger la moto y perderme campo a través en mitad de ningún sitio y dejar que el tiempo que dispongo pase lo más lento y silencioso posible, tirarme literalmente al suelo y fumar un cigarrillo, para mí algo especial, la verdad.
Como siempre, tus letras me llegan...
Un besote.

Viperina dijo...

Fly, eso es exactamente, hay que buscar ese equilibrio, solo que a veces por las circunstancias no es tan sencillo como parece, y la balanza se descompensa hacia el lado menos conveniente, con lo que yo al menos, siento esa ausencia de silencio, como si me faltase una mano o un pie. Tu terapia particular me parece genial, te imagino ahí tirado, perdido en ninguna parte; qué envidia sana...
Besotes.

Radamanth dijo...

el silencio es algo que envidio, sanamente, pero lo envidio asi que de vez en cuando me quedo sola en casa e intento que no haya nada que perturbe esa paz, ni siquiera la lavadora, llego incluso a desconectar el telefono, es mi momento de gloria... pero como se produce tan pocas veces,intento abstraerme y eso lo logro cuando leo,ya puede derrumbarse el mundo a mis pies,que no me entero,yo estoy en mi mundo, ahora si admiro a Erik porque lo que es dormir o hay silencio absoluto o no lo logro, es una batalla perdida, no soy de las que se duerme en cualquier sitio

Anónimo dijo...

coincido contigo

es dificil ke alguien aprecie la bellesa aunkesea un minuto de silencio

a mi pareser eso es algo hermoso y reconfortante pero siempre se ve interrumpido

me gustaria ke una sola vez toda la gente reunida sea capas de guardar aunke sean un minuto de ese preciado silencio y vean lo maravillso ke puede ser.. y no algo incomodo

me gusto tu escrito
saudos

Anónimo dijo...

Me gusta ese paraíso, Vipe.
Cuando voy a cenar a casa de alguien y pone la tele ..... mal plan, me digo¡LO ODIO!, es algo que nunca entenderé.
El silencio, otra cosa en la que coincidimos, bombón.

Alberto dijo...

sssshhhh, qué viene el ciego... callémosnos para que no nos oiga y sepa que estamos aquí... jejejejjejeje. Pues no, no; os he pillado que se nota que estáis ahi: vuestra presencia, vuestro perfume...
En serio, amiga. Ya so mos dos. Quienes no están reconciliados consigo mismos no son capaces de acepatr el silencio. Y sin embargo... qué hermoso es.
Cuídate y que tengas un feliz día.
Beso silencioso pero sentido con cariño.