El hogar de mis peores pesadillas y mis sueños desbocados

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27 de marzo de 2009

Evolución




Bajo las cálidas aguas de color púrpura se adivinan formas gigantescas que surcan los océanos engullendo por toneladas todo aquello que encuentran a su paso. A miles de metros bajo ellas extrañas formaciones rocosas se elevan desde el suelo buscando la superficie como si temieran morir asfixiadas bajo la líquida inmensidad, y en realidad así es. Aunque a simple vista puedan parecer rocas estériles, están vivas. Cada año que transcurre desde su nacimiento en los fondos abisales crecen unos centímetros, con el ansiado objetivo de alcanzar la superficie para reproducirse al aire libre y seguir creciendo eternamente. La enormidad de las torres que emergen bajo el cielo da una idea aproximada de la antigüedad de aquellas aguas, en las que millones de especies han surgido para extinguirse bajo la colosal presencia de los únicos testigos del comienzo de los tiempos. La quietud de la superficie se ve alterada únicamente por la estela de unas estrechas embarcaciones que surcan las aguas arrastrando redes a lo largo y ancho del océano, en busca del preciado alimento con el que llenarán sus estómagos los osados pescadores y sus familias. Las barcas son inusualmente estrechas y ligeras, y en su interior no hay espacio para mucha carga, pero es la única opción si se quiere pasar lo más desapercibido posible al invadir el territorio de los grandes depredadores marinos a los que deben arrebatar parte de su alimento para subsistir. En ese mundo líquido no hay muchas opciones, las lejanas montañas no ofrecen ninguna oportunidad con su tierra demasiado alcalina para pisarla siquiera, la comida proviene únicamente del mismo lugar donde habita el peor enemigo del resto de las especies, el único superviviente desde que la vida brotó en aquel medio hostil. Las formaciones rocosas albergan entre sus recovecos huecos y salientes en los que refugiarse e incluso crear algo parecido a un hogar. No se pueden guardar muchas posesiones, pues cíclicamente se suceden terribles tempestades que arrasan con todo, y sólo aquello que esté amarrado a la roca no desaparece arrastrado por los vientos. Tan arduas condiciones de vida han dado lugar a la supervivencia de los más aptos; árboles milenarios que se aferran al suelo con raíces tan gruesas con un hombre adulto y desafían la erosión sirven para construir embarcaciones que ni siquiera necesitan ser impermeabilizadas, pues la madera que proporcionan ha ido evolucionando hasta ser inmune al agua que los rodea. El agua potable procede de la lluvia, y es almacenada en grandes huecos tallados en la roca y cubiertos con pesadas planchas de madera para proteger los pozos de la suciedad y los ladrones alados o reptantes que no pierden ocasión para hacerse con alimento y agua a costa de otros. Cuando llega el ocaso los víveres robados al mar durante el día son almacenados entre grandes montones de sal proveniente de la evaporación del agua marina, y todas las posesiones se guardan en el fondo de las grutas, tras lo cual los habitantes proceden a cubrir las entradas con enormes bloques de piedra tras cerciorarse de que nadie se quede fuera. Cuando el sol se oculta tras el horizonte, el silencio lo invade todo y la más absoluta soledad se apodera del exterior, con la única excepción del rumor de las olas contra las rocas y el ocasional bramido de las bestias marinas en celo, llamando a las hembras con lamentos tan desgarradores que ponen los pelos de punta. Sólo queda esperar un nuevo día...

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8 comentarios:

fly dijo...

Siempre logras encontrar vida donde sólamente hay hostilidad y oscuridad. Como la vida misma, hay que buscar donde haya una mínima. Buen escrito, te felicito.
Un saludo.

Viperina dijo...

Fly, será porque en realidad soy una idealista sin remedio y una optimista compulsiva, y hasta en las historias más oscuras no puedo evitar verle siempre el puntito de esperanza. Porque si no, con la de mierda que nos rodea, ¿qué sería de mi? jajaja!!! Un besazo y gracias por tus palabras, siempre bienvenidas.

Alberto dijo...

Me has hecho ver ese paisaje del océano Pacífico en elque se encuentra el punto más profundo del océano y del mundo. Debe ser un lugar sobrecogedor. Y si encima hay tormenta... rocas afiladas, tiburones, soledad. La inmensidad y el gigantesco poder de la naturaleza frente a lo diminuto del ser humano, nos creamos lo que nos creamos.
Feliz domingo.

€_r_i_K dijo...

Vaya, juraría que ayer puse un coment....en fin, decía que la naturaleza es así, y la belleza que ella encierra, la tenemos a la vuelta de la esquina, incluidos los degarradores gritos de machos en celo......

Besos Amiga.....

La ingeniero dijo...

solo esperar que el tiempo pase y nos de un nuevo suspiro de vida

saludos

Viperina dijo...

ALBERTO, si con mis palabras he logrado describir un lugar a medias real e imaginado y hacértelo tan vívido, me siento más que satisfecha y orgullosa. Ha sido un placer.

€RIK, pues se ve que algo falló en el primer comment, porque no aparece por ningún lado. Tienes razón, lugares tan hermosos y sobrecogedores no hace falta buscarlos en otros mundos; en el nuestro los hay por miles, lástima que poco a poco el hombre que los admira también los va destruyendo...

LA INGENIERO, quién sabe cuál será la siguiente escala en la evolución, tal vez la próxima vez nos toque desempeñar el papel que ahora cumplen los mosquitos...

felipoween dijo...

Cada dia evolucinamos cada dia aprendemos, pero siempre tropezamos con alguna piedra, pequeña o grande no importa,la cuestien es equivocarse,suerte que hay otro nuevo dia para aprender de los errores...

Saludos y gracias por tu comentario tienes toda la razon en lo que dices...besos!!!

Petardy dijo...

En Petardylandia hay un premio que te espera. Saludos!